ORACIONES


ORACIONES A MARIA AUXILIADORA
1. BENDICION DE MARIA AUXILIADORA
P. Nuestro Auxilio es el Nombre del Señor.
R/ Que hizo el cielo y la tierra.
T/ Dios te Salve María…
P/ Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh, Virgen gloriosa y bendita.
María Auxilio de los cristianos.
R/ Ruega por nosotros.
P/ Señor escucha nuestra oración.
R/ y llegue a ti nuestro clamor.
P/ El Señor esté con ustedes.
R/ y con tu espíritu.
P/ Oremos:
Dios Todopoderoso y eterno,
que, con la ayuda del Espíritu Santo,
preparaste el Cuerpo y el alma de María,
la Virgen Madre, para ser digna morada de tu Hijo;
al recordarla con alegría, líbranos, por su intercesión,
de los males presentes y de la muerte eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/ Amén.
P/ El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/ Amén.
2. OH MARIA, VIRGEN PODEROSA
(Compuesta por San Juan Bosco)
Oh María Virgen poderosa,
grande e ilustre defensora de la Iglesia,
singular auxilio de los cristianos,
terrible como un ejército ordenado en batalla.
Tú sola has triunfado en todas las herejías del mundo.
Oh Madre en nuestras angustias,
en nuestras luchas, en nuestros apuros,
líbranos del enemigo
y en la hora de la muerte,
llévanos al Paraíso.
Amén.
3. ¿QUE QUIERE DE MI?
Me quiere dulce al amar,
y fuerte en el padecer,
constante en el trabajar,
venciéndome para orar
y orando para vencer.
Me quiere de mí olvidado,
del mundo desconocido,
a su amor sólo entregado,
me quiere en su amor perdido
y a su amor sacrificado.
Quiere mi alma entera como se la prometí,
quiere que siempre la quiera,
quiere que yo en su amor muera
y Ella quiere vivir en mí.
4. OFRECIMIENTO
Enséñame, oh María Auxiliadora,
a ser dulce y bueno en todos los acontecimientos de mi vida;
en los desengaños, en el descuido de otros,
en la falta de sinceridad de aquellos en quienes creí,
en la deslealtad de aquellos en quienes confié.
Ayúdame a olvidarme de mí mismo
para pensar en la felicidad de otros;
a ocultar mis pequeños sufrimientos
de tal modo que sea yo el único que los padezca.
Enséñame a sacar provecho de ellos,
a usarlos de tal modo que me suavicen,
no me endurezcan ni me amarguen;
que me hagan paciente y no irritable;
que me hagan amplio en mi clemencia
y no estrecho y despótico.
Que nadie sea menos bueno, menos sincero,
menos amable, menos noble, menos santo
por haber sido mi compañero de viaje
en el camino hacia la vida eterna.
Amén.
5. ACTO DE ABANDONO DE LA FAMILIA SALESIANA
LA FAMILIA SALESIANA,
congregada en la unidad del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo,
adoramos y agradecemos
en el corazón de Don Bosco,
el Amor infinito que amó tanto al mundo
que le entregó a su Hijo único
y le envió al Espíritu Santo
para la redención y la santificación del hombre.
GLORIA A TI, PADRE de misericordia.
A Ti, Hijo redentor, a Ti, Espíritu santificador:
uno y trino que nos salva.
Te alabamos, Trinidad divina,
por haber asociado inefablemente a María
en la obra de la salvación,
elevándola a Madre de Dios y Madre nuestra.
Y tú, Señor Jesús, Hijo de María
y primicia del mundo nuevo,
danos tu Espíritu para que suscite
en nuestros corazones los mismos sentimientos
de tu amor de predilección por la juventud.
El inefable Testamento de la Cruz,
cuando legaste al apóstol Juan
el título y calidad de Hijo de tu Madre María.
Repite también para cada uno de nosotros
"Mujer, ahí tienes a tu hijo"
para que siempre sepamos vivir
con "María en casa"
QUE ELLA VIVA MATERNALMENTE con nosotros,
nos tome de la mano y sea nuestra inspiradora
en la evangelización de los "pequeños y pobres";
nos ayude a ser piedras vivas de la Iglesia,
en comunión de vida y acción con el Papa y los Obispos;
nos alcance la intensidad de escucha y celo apostólico
para que seamos profetas creíbles de esperanza
en el actual y esperanzador tercer milenio de Fe cristiana;
nos eduque para la inventiva pastoral
y para la bondad atrayente,
alimentada de ascesis
que nos hacen expertos en diálogo y amistad,
especialmente con los jóvenes más pobres.
MARIA AUXILIADORA, Madre de la Iglesia,
nosotros, Familia Salesiana de Don Bosco,
hoy nos abandonamos en tus manos,
personal y comunitariamente,
confiando ciegamente en tu bondad e intercesión.
TE ENCOMENDAMOS el precioso tesoro
de nuestras Constituciones y Reglamentos,
el compromiso de fidelidad y de unidad
como Familia Salesiana,
la santificación de sus miembros,
el trabajo de todos,
animados por una actitud de culto
en espíritu y en verdad,
la fecundidad vocacional,
la difícil responsabilidad de la formación,
la audacia y generosidad misionera,
la animación de la Familia Salesiana, y sobretodo,
el ministerio diligente de predilección por la juventud.
CON GOZO TE PROCLAMAMOS
"Madre y Guía" de nosotros, la Familia Salesiana.
Acoge, te rogamos, este filial  "Acto de Abandono"
y haz que participemos cada vez más
en el testamento de tu Hijo en el Calvario.
POR ÉL, con Él y en Él
nos proponemos vivir y trabajar incansablemente
en la construcción del reino del  Padre.
María Auxiliadora de los cristianos,
ruega por nosotros.
Amén.
6. CONSAGRACION DE LOS NIÑOS
Oh María Auxiliadora,
hoy quiero consagrarme enteramente a Ti,
ofreciéndote cuanto tengo y cuanto soy,
hazme crecer bueno, puro y fuerte;
aumenta mi fe, esperanza y caridad,
y sé para mí en todo momento
Madre buena y camino seguro hacia el cielo.
Amén.
7. CONSAGRACION DE LOS JOVENES
Oh María Auxiliadora,
yo te consagro mi vida,
haz que sea ferviente, recto y puro.
Te ofrezco mi estudio y trabajo
con todos los esfuerzos y sacrificios
que el cumplimiento del deber impone.
Te ofrezco mi apostolado actual,
su desarrollo posterior en el puesto
que la providencia me depare.
Alcánzanos, Virgen María,
a mí y a todos mis amigos,
una generosidad alegre y una entrega total
al servicio de la Iglesia.
8. CONSAGRACION Y PLEGARIA
Santísima e Inmaculada Virgen María,
Madre de Jesús y Madre nuestra,
nosotros nos consagramos enteramente a ti
y prometemos vivir y obrar para la mayor gloria de Dios
y la salvación de las almas.
Tú, que has sido siempre la Auxiliadora del pueblo cristiano,
continúa siendo auxilio y Madre de la Iglesia.
Fortalece y santifica a los obispos y sacerdotes.
Consérvalos unidos y obedientes al Papa,
supremo e infalible Maestro.
Suscita numerosas y santas vocaciones apostólicas,
a fin de que el reino de Jesucristo
se conserve entre nosotros y se extienda por toda la tierra.
Intercede, ¡oh Madre!, para que la gracia del Espíritu Santo
atraiga a la fe a cuantos no conocen ni aceptan a tu Hijo,
que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Te rogamos Señora, que bendigas a nuestros padres y hermanos,
a nuestros parientes, amigos y a la humanidad entera.
También te pedimos por nosotros:
enséñanos a imitar tus virtudes,
especialmente la caridad, la humildad y la pureza.
Ayúdanos a conservar la fe y a dar en todas partes
un verdadero testimonio cristiano.
Concédenos, además, ¡oh María Auxiliadora!,
que perseveremos fieles bajo tu manto de Madre,
y que nunca nos alejemos de ti.
Que tu recuerdo nos aliente de tal modo
que logremos vencer a los enemigos del alma
en la vida y en la muerte,
para que Contigo y con todos los ángeles y santos
podamos alabar eternamente al Señor. Amén.
9. CONSAGRACION DE LA FAMILIA
Inmaculada Virgen Auxiliadora
Madre de la Iglesia,
inspiradora y guía de nuestra familia
nosotros nos ponemos bajo tu protección materna,
y, fieles a la vocación cristiana
te prometemos trabajar siempre
para mayor gloria de Dios
y salvación del mundo.
Confiando en tu intercesión te rogamos,
por la Iglesia, nuestra patria y nuestra familia,
por los jóvenes, sobre todo los más pobres
y por todos los que Cristo ha redimido.
Tú, que fuiste la Maestra de los grandes santos
enséñanos a imitar sus virtudes,
especialmente la unión con Dios,
su vida casta, humilde y pobre,
su amor al trabajo y a la templanza,
la bondad y entrega ilimitada a los hermanos
y su fidelidad al Papa y a los Pastores de la Iglesia.
Concédenos María Auxiliadora,
que nuestro servicio al Señor
sea fiel y generoso hasta la muerte,
para que podamos llegar
a la alegría de la Comunión plena
en la casa del Padre. Amén.
10. CONSAGRACION
¡Oh Santísima e Inmaculada Virgen María,
tiernísima Madre nuestra y poderoso Auxilio de los Cristianos!
Nosotros nos consagramos enteramente a tu dulce amor y a tu santo servicio.
Te consagramos la mente con sus pensamientos,
el corazón con sus afectos, el cuerpo con sus sentidos
y con todas sus fuerzas, y prometemos obrar siempre
para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.
Tú, pues, ¡oh Virgen incomparable!
que fuiste siempre Auxilio del Pueblo Cristiano,
continúa, por piedad, siéndolo especialmente en estos días.
Humilla a los enemigos de nuestra religión
y frustra sus perversas intenciones.
Ilumina y fortifica a los obispos y sacerdotes
y tenlos siempre unidos y obedientes al Papa, maestro infalible;
preserva de la irreligión y del vicio a la incauta juventud;
promueve las vocaciones y aumenta el número de los ministros,
a fin de que, por medio de ellos,
el reino de Jesucristo se conserve entre nosotros
y se extienda hasta los últimos confines de la tierra.
Te suplicamos ¡oh dulcísima Madre!
que no apartes nunca tu piadosa mirada
de la incauta juventud expuesta a tantos peligros,
de los pobres pecadores y moribundos
y de las almas del Purgatorio:
sé para todos ¡oh María! dulce Esperanza,
Madre de Misericordia y Puerta del Cielo.
Te suplicamos, gran Madre de Dios,
que nos enseñes a imitar tus virtudes,
particularmente la angelical modestia,
la humildad profunda y la ardiente caridad,
a fin de que, por cuanto es posible, con tu presencia,
con nuestras palabras y con nuestro ejemplo,
representemos, en medio del mundo, a tu Hijo, Jesús,
logremos que te conozcan y amen
y podamos, llegar a salvar muchas almas.
Haz, ¡oh María Auxiliadora!
que todos permanezcamos reunidos bajo tu maternal manto;
haz que en las tentaciones te invoquemos con toda confianza;
y en fin, el pensamiento de que eres tan buena,
tan amable y tan amada,
el recuerdo del amor que tienes a tus devotos,
nos aliente de tal modo, que salgamos victoriosos
contra el enemigo de nuestra alma, en la vida y en la muerte,
para que podamos formarte una corona en el Paraíso.
Así sea.
 11. SUPLICA
(Oración compuesta por San Juan Bosco en 1870) (MB 768)
María Auxiliadora,
que en estos tiempos se manifiesta de tantas maneras
como bienhechora de la pobre humanidad,
nos ayude a ti y a mi,
para que podamos vivir y morir en la gracia del Señor,
y ser todos dignos de cantar un día sus alabanzas
eternamente en el cielo.
Así sea.

12. ORACION A SAN JUAN BOSCO
Padre y maestro de la Juventud,
San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu Santo
legaste a la Familia Salesiana
el tesoro de tu predilección
por los pequeños y los pobres,
enséñanos a ser cada día para ellos
signos y portadores del amos de Dios
cultivando en nuestro ánimo
los mismos sentimientos de Cristo Buen Pastor.
Pide para todos los miembros de tu Familia
un corazón bondadoso,
constancia en el trabajo,
sabiduría en el discernimiento,
valor para testimoniar el sentido de Iglesia
y generosidad misionera.
Alcánzanos la gracia
de ser fieles a la alianza especial
que el Señor ha sellado con nosotros
y haz que, guiados por María,
recorramos gozosamente con los jóvenes
el camino que conduce al amor.
Amén.

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